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Boletín Anual (2008)

Camino a la revolución europea

Camino a la revolución europea

 

León Trotsky

11 de abril de 1924

 

Nota ed.: La derrota de la revolución alemana en 1923 fue un punto decisivo en la evaluación por parte de Trotsky de las tareas de la Oposición de Izquierda. Al escribir acerca de esto, siete años después, Trotsky dijo, “La discusión interna en el Partido Comunista soviético recién desembocó en la formación de grupos a partir de los acontecimientos que ocurrieron en Alemania en el otoño de 1923. En la URSS, los procesos económicos y políticos eran de carácter molecular y de ritmo relativamente lento. Los acontecimientos alemanes de 1923 sirvieron para medir las diferencias a escala de esa gigantesca lucha de clases. Sólo entonces, y sobre esas bases, se formó la Oposición rusa”. (“Saludos a La Verite”, Escritos de León Trotsky, 25/8/1930). 

Reproducimos extractos del discurso, “Camino a la revolución europea”. Fue pronunciado el 11 de abril de 1924 para una sesión especial del Soviet de Tifilis en la capital de la República Soviética de Georgia y es el primer análisis crítico de la derrota alemana. El artículo se encuentra en el folleto de 1924 titulado Zapad i Vostok (Occidente y Oriente), el cual fue extraído de León Trotsky Speaks (Pathfinder Press, 1972). Traducción inédita para esta edición por Germán Pásaro y revisada por Analí Trevín extraida de The Chalenge of the left Opposition (1923-1925), Pathfinder, New York, 1988.

 

 

…El año pasado lo vivimos bajo el avance de la inminente revolución en Alemania. Durante la segunda mitad del año, la revolución alemana se fue acercando día a día. Vimos esto como el factor clave del desarrollo mundial. Si la revolución alemana hubiera triunfado, podría haber cambiado radicalmente la relación de fuerzas en el mundo. La Unión Soviética con su población de 130 millones y sus innumerables riquezas naturales por un lado, y Alemania con su tecnología, su cultura y su clase trabajadora por el otro, este bloque, esta poderosa alianza, podría haber trascendido directamente la línea de desarrollo en Europa y del mundo. La construcción del socialismo podría haber adquirido un ritmo totalmente diferente. Sin embargo, y contrariamente con nuestras expectativas, la revolución en Alemania aún no ha resultado victoriosa. ¿Por qué? Es necesario pensar acerca de esta pregunta porque puede enseñarnos algo útil, no sólo a Alemania sino a nosotros también. ¿Bajo qué condiciones es posible una revolución proletaria victoriosa? Es necesario un determinado desarrollo de las fuerzas productivas. El proletariado y aquellas clases intermedias de la población que la apoyan y la siguen deben constituir la mayoría de la población. La vanguardia debe entender claramente las tareas y los métodos de la revolución proletaria, debe tener la determinación de llevarla adelante, y debe liderar a la mayoría de las masas trabajadoras hacia una batalla decisiva. Por otra parte, es necesario que la clase dominante, que es la burguesía, esté desorganizada y atemorizada por la situación interna e internacional de conjunto, y que su voluntad esté minada y quebrada. Estos son los prerrequisitos materiales, políticos y psicológicos para la revolución. Estas son las condiciones para la victoria del proletariado. Y si nos preguntamos: “¿Estaban presentes esas condiciones en Alemania?” Pienso que deberíamos contestar con total claridad y firmeza, “Sí, todas salvo una”. Recuerden el período de la segunda mitad del último año, la falta de triunfos y el colapso de la resistencia pasiva de la burguesía alemana a la ocupación del Ruhr. Este período fue caracterizado por el sacudimiento completo de la sociedad alemana. La caída en picada del marco ocurrió de modo tan vertiginoso que nuestro tranquilo rublo soviético podría haber sido objeto de envidia. Los precios de las necesidades básicas subieron estrepitosamente. La insatisfacción de las masas trabajadoras se expresó en choques abiertos con el estado. La burguesía alemana estaba desalentada y era incapaz de actuar.
Los ministros asumían y caían. Las tropas francesas se pararon del lado alemán del Rhin. Stresemann, premier de la gran coalición, declaró: “Somos el último gobierno parlamentario burgués. Después de nosotros vienen los comunistas o los fascistas.” Y los fascistas dijeron: “Dejen que se hagan cargo los comunistas, luego nos tocará a nosotros”. Todo esto significó la última etapa del desmoronamiento de los cimientos de la sociedad burguesa. Los trabajadores se volcaron a borbotones hacia el Partido Comunista día tras día. Ciertamente, aún existían masas bastante amplias que marcaban el ritmo en las filas del Partido Menchevique. Pero recordarán que, cuando tomamos el poder en Petrogrado en Octubre, encontramos a los mencheviques aún a la cabeza de los sindicatos, porque los trabajadores de Petrogrado conducidos por nuestro partido avanzaron tan rápidamente hacia la conquista del poder que nunca llegaron a sacudir el viejo polvillo en los sindicatos.
 ¿Por qué entonces no ha habido aún una victoria en Alemania? Pienso que sólo puede haber una respuesta: porque Alemania no tuvo un Partido Bolchevique, ni tampoco un dirigente como el que tuvimos nosotros en Octubre. Tenemos aquí por primera vez un enorme cúmulo de experiencia histórica para la comparación. Por supuesto, uno podría decir que en Alemania la victoria es más difícil. La burguesía alemana es más fuerte e inteligente que la nuestra. Pero la clase trabajadora no puede elegir a sus enemigos. Uds. camaradas aquí en Georgia pelearon contra el gobierno menchevique que les dio el destino. La clase trabajadora alemana está obligada a luchar contra la burguesía alemana. Y puede decirse con total certeza que la historia difícilmente cree condiciones objetivas más favorables para el proletariado alemán que aquellas de la última mitad del año pasado. ¿Qué fue lo que faltó? Un partido templado como el nuestro. [Una voz: “¡Exactamente!”]. Ésta, camaradas, es la cuestión central, y todos los partidos europeos deben aprender de esta experiencia y debemos aprender a entender y valorar más clara y profundamente el carácter, la naturaleza y significado de nuestro propio partido, el cual aseguró la victoria del proletariado en Octubre y toda una serie de victorias desde Octubre. Camaradas, no quisiera que mis expresiones fueran interpretadas de manera pesimista - como si, por ejemplo, considerara que la victoria del proletariado se hubiera postergado por muchos años. De ninguna manera. El futuro nos favorece. Pero el pasado debe ser analizado correctamente. El giro de octubre-noviembre del pasado año, cuando el fascismo alemán y la gran burguesía tomaron la delantera, constituyó una gran derrota. Debemos documentarla, evaluarla y fijarla en nuestras memorias de ese modo, de manera tal que podamos aprender de ella. Es una derrota enorme. Pero de esta derrota, el partido alemán aprenderá, se templará y crecerá. Y la situación sigue siendo, como antes, revolucionaria. Pero retomaré luego esta cuestión. A escala mundial, hubo tres ocasiones en las que la revolución proletaria alcanzó el punto en que se requirió de un bisturí. Éstas fueron: octubre de 1917, aquí; septiembre de 1917, en Italia; y la segunda mitad del pasado año (julio-noviembre) en Alemania. En nuestro país tuvimos una revolución proletaria victoriosa - iniciada, llevada adelante y completada por primera vez en la historia. En Italia hubo una revolución saboteada. El proletariado se lanzó con todo su peso contra la burguesía, tomando posesión de fábricas, minas y molinos, pero el Partido Socialista, asustado por la presión del proletariado sobre la burguesía, lo apuñaló por la espalda, lo desorganizó, paralizó sus esfuerzos y se lo entregó al fascismo. Finalmente, está la experiencia de Alemania, donde hay un buen Partido Comunista devoto de la causa de la revolución, pero que carece aún de las cualidades necesarias: sentido de la proporción, resolución y templanza. Y este partido en un determinado momento permitió que la revolución se le escurriera entre los dedos. Toda nuestra Internacional como también cada trabajador individual deben tener siempre estos tres modelos históricos en mente, estas tres experiencias históricas - la Revolución de Octubre aquí, una revolución comenzada, dirigida y completada por nosotros; la revolución en Italia, preparada por la historia, alzada por los trabajadores sobre sus espaldas, pero saboteada, reventada por el Partido Socialista; y la revolución en Alemania, preparada por la historia, y que la clase trabajadora estaba lista para cargar sobre sus espaldas, pero que un Partido Comunista honesto, carente del carácter y la dirección necesarias, no pudo comandar. La historia no funciona de manera tal que, en primer lugar, se imponen los cimientos, luego crecen las fuerzas productivas, las relaciones de fuerzas necesarias entre las clases se desarrollan, el proletariado se vuelve revolucionario, y luego todo esto se guarda en una hielera y se preserva mientras procede la preparación de un Partido Comunista, de manera que pueda alistarse mientras las “condiciones” esperan y esperan; y luego, cuando esté listo, pueda arremangarse y comenzar a luchar. No, así no funciona la historia. Para la revolución se requiere la coincidencia de las condiciones necesarias. El hecho es que si en Alemania, en la segunda mitad del último año, nuestro partido Bolchevique hubiera estado en escena con la voluntad que tiene ahora, tuvo antes y tendrá, con una voluntad que se demostrara en la acción, con una destreza táctica que percibiera la clase trabajadora, de manera que pudiera decir, “Podemos confiar nuestro destino a este partido”; si semejante partido hubiera estado en escena, habría conducido a la acción y a través de la acción, a la aplastante mayoría de la clase trabajadora…