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Boletín Nº 1 (Abril 2003)

La guerra de Argelia y los trotskistas

La guerra de Argelia y los trotskistas

Traducción inédita del francés realizada por el CEIP LT. Publicado en la revista Dissidences, Año 4, N° 9, Octubre del 2001, Francia.

 

Sylvain Pattieu. Revista Dissidences, Año 4, N° 9, Octubre del 2001, Francia

 

El primer ministro francés Lionel Jospin reconoció hace algunos meses su pasado trotskista justificándolo con dos ideales de su juventud: el antiestalinismo y el anticolonialismo. Si la oposición al stalinismo puede parecer como fundadora del trotskismo, el anticolonialismo permitió a esta corriente política, al menos a algunas organizaciones políticas que se reclamaban parte de ella, insertarse en una dinámica amplia, la de las luchas de liberación nacional de los años cincuenta. La oposición a la guerra de Argelia fue la ocasión para una parte de los trotskistas franceses de jugar un rol en un movimiento que sobrepasaba la audiencia habitual de sus grupos y reclutar así una nueva generación de cuadros y militantes, cuyo número sin embargo, debe ser relativizado.

El movimiento trotskista francés es débil y minoritario, en noviembre de 1954, cuando una nueva organización desconocida, el FLN, desencadena la insurrección armada que se convierte en “la guerra de Argelia”. El carácter minoritario no es nuevo para el movimiento trotskista, pero la escisión de la organización trotskista francesa más importante, el PCI ligado a la IV° Internacional, data de 1952. En 1952 fue adoptada una orientación entrista por el III° Congreso mundial bajo la influencia del dirigente de origen griego Michel Raptis, llamado Pablo. Ante el fracaso de la construcción de grandes partidos trotskistas, Pablo preconiza en efecto que las secciones deben integrar el partido obrero de masas más importante en sus respectivos países. En Francia, se trata del PCF, hegemónico y violentamente antitrotskista. Esta decisión aparece como inaceptable para la mayoría de la sección francesa. Los mayoritarios, conducidos por Marcel Favre-Bleibtreu y Michel Lequenne, rompen con la tendencia de Pierre Frank y son reunidos por Pierre Boussel, llamado Lambert y sus allegados. En adelante existen dos PCI rivales, que en 1952 no cuentan con más de cincuenta militantes cada uno.

Estas debilidades organizacionales son compensadas por la apreciación de la importancia de los “acontecimientos” de Argelia, por una sólida tradición anticolonial. Los trotskistas han sostenido las luchas de liberación nacional en Indochina y están en contacto desde la entreguerra con el dirigente histórico del nacionalismo argelino, Messali Hadj. El grupo de Lambert heredó las relaciones privilegiadas con el viejo dirigente nacionalista, con residencia en Francia.

Cuando estalla la insurrección, los trotskistas apoyan sin reservas la reivindicación de la independencia de Argelia. Para estos militantes revolucionarios, todo golpe al imperialismo francés permite avanzar hacia una posible revolución social en la metrópoli. El apoyo a los nacionalistas argelinos no plantea entonces un problema de principios sino un problema práctico ya que existen dos organizaciones nacionalistas con una rivalidad sangrienta: si el FLN es el grupo que lanzó la insurrección, Messali Hadj aporta al MNA la causa de su legitimidad histórica. La división del movimiento nacionalista se explica por querellas y rencores, políticos y personales, nacidos de múltiples crisis después de la Segunda guerra mundial y la esperanza decepcionada de obtener la independencia. Tales elementos son difíciles de percibir para los militantes franceses, quienes eligen sin embargo aportar su apoyo a una de las organizaciones.

El PCI tendencia Lambert considera al MNA como un verdadero partido bolchevique, por su programa y su composición social. Aporta entonces a esta organización y a su líder Messali Hadj un apoyo total. Los partidarios de Marcel Favre-Bleibtreu y de Michel Lequenne, quienes cuestionan el carácter exclusivo de este apoyo, son excluidos en 1955. El PCI tendencia Frank analiza al FLN como la organización que dirige la “revolución argelina” y la apoya entonces de manera pragmática más que ideológica.

El apoyo trotskista se manifiesta de dos maneras complementarias, públicamente y en la ilegalidad. Públicamente, los trotskistas intentan constituir comités amplios, uniendo la izquierda y los sindicatos en la oposición a la guerra de Argelia. Esta estrategia está destinada al fracaso teniendo en cuenta la política del PCF y de la SFIO. Guy Mollet, presidente del consejo en 1956, elegido sobre el programa de “paz en Argelia”, refuerza la represión después de un viaje desastroso a Argelia, donde los ultracolonialistas lo reciben con tomates. Esta política es permitida por el voto de los “poderes especiales” por los diputados comunistas en la Asamblea nacional. Sólo el movimiento de la “Nueva izquierda” que da algunos años después el PSU y de otras organizaciones revolucionarias, como los anarquistas, así como personalidades, participan en las iniciativas unitarias iniciadas por los trotskistas.

En su prensa, los trotskistas sostienen también la consigna de independencia de Argelia. Aquí el combate legal cae a veces en la ilegalidad, cuando los artículos son censurados y sometidos a multas. Tales multas provocan el fin de algunas organizaciones como la Federación Comunista Libertaria (FCL) que perece bajo el peso de las multas mientras que algunos de sus militantes, especialmente Pierre Morain, son encarcelados. Pierre Frank y Jacques Privas por uno de los PCI, Pierre Lambert, Daniel Renard, Gérard Bloch y Stéphane Just son también perseguidos por artículos aparecidos en La Vérité. Una carta de 1956 de la tendencia de Lambert, deplora el embargo de cinco números del periódico en siete semanas. Los trotskistas logran evitar la suerte de la FCL gracias a cierta prudencia en los artículos, recomendado por ejemplo en una circular interna del PCI “lambertista” en 1957. Se trata de volverse inatacable apuntando siempre a la inteligencia de leer entre líneas.

La ilegalidad no asusta a los trotskistas pero la voluntad de proteger la organización conduce a una organización rigurosa de este apoyo clandestino a las organizaciones nacionales argelinas. Voy a tratar aquí sobretodo el sostén al FLN de la tendencia de Pierre Frank, porque es la que mejor he estudiado, pero también porque el PCI tendencia Lambert fue marginalizado en este dominio por un apoyo exclusivo al MNA. A partir de 1958, el FLN toma definitivamente ventaja sobre un MNA débil y desacreditado, especialmente por el asunto Bellounis (un antiguo jefe de maquis del MNA instrumentalizado por el ejército francés). Las divergencias entre los dos PCI y los resentimientos recíprocos son irremediablemente agravados por la cuestión argelina. Las dos organizaciones toman direcciones definitivamente diferentes.

Los contactos entre el PCI tendencia Frank y el FLN datan de los inicios de 1955, del encuentro organizado por Yvan Craipeau, figura del trotskismo francés, miembro del movimiento “Nueva izquierda”, entre los dirigentes del FLN, Pablo por la IV Internacional, y Simonne Minguet1 por el PCI. El PCI y la IV Internacional aseguran la impresión de folletos del FLN dirigidos a los numerosos obreros argelinos que viven en la metrópoli con su familia, y cuyo apoyo y el “impuesto revolucionario” son necesarios para las luchas en Argelia. Los folletos son impresos en Bélgica, enviados a diversos miembros del PCI y repartidos luego por los militantes trotskistas en diversos bares y comercios “amigos” del FLN.

En 1956, son abiertos paquetes, lo que desencadena el arresto de Simonne Minguet, Raymond Bouvet y Janine Weil. Esta última, antigua militante trotskista, pertenece luego a la Nueva Izquierda e ignoraba el uso dado a su casilla de correo. Pierre Frank, después de una discusión acalorada en el Buró político del PCI, se libra al juez de instrucción en tanto que dirigente de la organización trotskista: asume políticamente la utilización por el FLN de casillas de correo del PCI. Luego de una campaña de solidaridad, los distintos acusados sólo permanecen dos meses en prisión sin que sean retenidos cargos contra ellos. Pero la impresión se hace en adelante en París, en una imprenta clandestina, que cambia frecuentemente de lugar y de la que se encarga Pierre Avot, compañero de Simonne Minguet, encargado permanente del apoyo al FLN.

Es decir, la importancia dada por la IV Internacional a lo que es calificado de “revolución colonial” y que constituye para los trotskistas el sector más dinámico de la revolución mundial (susceptible de desencadenar una revolución antiburocrática en los países llamados comunistas y una revolución social en Europa y en EEUU). Es Pablo quien se convierte en el principal artesano de la red trotskista y sobretodo de dos operaciones de envergadura, la construcción de una fábrica de armas para el FLN en 1960 en Marruecos y en 1961 la fabricación de moneda falsa para la cuenta del mismo FLN.

En lo que concierne a la fábrica de armas, el FLN logra, en 1960, con cada vez mayor dificultad procurarse armas: los servicios secretos franceses supieron desalentar por la amenaza o el asesinato a los traficantes de armas dispuestos a venderle al FLN. Los dirigentes del FLN contactan entonces a Pablo y colocan esta fábrica de morteros y metralletas, camufladas en un antiguo naranjal. Pablo se ocupa especialmente de las máquinas, de proveniencia diversa (países del Este, China, etc.), así como los obreros, en su mayoría argelinos pero también alemanes, griegos, argentinos e incluso un francés, Louis Fontaine, quienes fabrican entonces armas destinadas a luchar contra el ejército francés. La fábrica funciona hasta la independencia y más de 5000 metralletas son fabricadas allí, ya que Pablo pronuncia allí un discurso para la metralleta 5000.

La fabricación de moneda falsa, en la que las diferentes etapas deben desarrollarse en Alemania y los Países Bajos, se salda en cambio con un fracaso. Pablo decide la operación sin consultar a los otros dirigentes de la Internacional, excepto quizás a Ernest Mandel y la ejecuta con el dirigente de la sección holandesa, Salomon Santen y un impresor libertario de Amsterdam. Mientras que las máquinas, el papel y los diseños están listos, justo antes de la impresión, la policía interviene: uno de los asistentes del impresor es un informante de los servicios secretos holandeses. Pablo, Santen, el impresor, así como un dirigente del FLN son arrestados y corren un excesivo peligro por un delito común. Mandel, Frank y los otros dirigentes de la IV Internacional logran hacer del juicio una tribuna política a la manera del juicio contra la red Jeanson. Obtienen el apoyo para Pablo como testigos de moralidad de personalidades mundiales, políticas e intelectuales, reconocidas como Sartre, Isaac Deutscher o Salvador Allende. De esta manera Pablo y Santen sólo condenados a penas reducidas tomando en cuenta los hechos por los que eran acusados, apenas quince meses de prisión.

Pasado el tiempo de las solidaridades, llega el de las divergencias. Mandel y Frank reprochan a Pablo su acción juzgada demasiado personal y aquel los acusa de aprovechar su estadía en prisión para sacarlo de la dirección de la Internacional. Después de la Independencia, el clima es de euforia a favor de la Argelia revolucionaria y Pablo y sus partidarios deciden instalarse en Argelia para sostener un proyecto socialista sobre el modelo cubano en Argelia. Son reunidos allí por algunos militantes de la tendencia Frank. Pablo se convierte en consejero de Ben Bella e inspira fuertemente los decretos sobre la autogestión de tierras abandonadas por los colonos franceses. Propone que la sede de la Internacional pase de Europa a Argelia, a la vez por convicción pero sin duda también por razones de control político. Si bien las tensiones se acrecientan entre los partidarios de Pablo y la mayoría de la Internacional, el entusiasmo es compartido por una experiencia argelina cuya salida socialista parece muy posible de ser llevada a cabo. Este entusiasmo es apenas atemperado por el informe de un cierto "Driss", seudónimo de un militante que critica fuertemente el apoliticismo de los militantes y cuadros del FLN camuflados bajo una fraseología marxista, así como el rol nefasto del ejército de liberación nacional (ALN).

El golpe de estado de Houari Boumedienne en 1965 marca el fin de las ilusiones: Pablo debe huir de Argelia mientras que los militantes trotskistas son arrestados y expulsados, algunos incluso después de haber sido golpeados (Pierre Avot, próximo a Pablo) o torturados (Albert Roux, de la tendencia mayoritaria). Este mismo año es el de la escisión de Pablo y de sus partidarios que fundan la Tendencia marxista revolucionaria internacional (TMRI). Si los trotskistas han logrado insertarse en una dinámica mucho más amplia que la de aquellas organizaciones minoritarias, aquellas de las luchas anticoloniales, aquellas de la resistencia francesa a la guerra de Argelia, no han podido constituir una salida política (constituida más bien por el PSU) y sus divergencias se saldan nuevamente por la escisión. Resta aún el reclutamiento de una nueva generación anticolonialista de cuadros jóvenes entre los cuales algunos de los futuros líderes de mayo del 68 y de la extrema izquierda2.

 

1 Miembro de la resistencia, parte integrante de las huelgas de 1947.

2 Por razones de espacio, no menciono el trabajo llevado en el seno de la FUA (Frente universitario antifascista) contra la OAS en el seno del movimiento estudiantil, que permite entre otros al joven Alain Krivine, militante del PCF que pasó al trotskismo por la cuestión del apoyo a las luchas en Argelia, constituir sobre la base de una acción práctica antifascista una oposición de izquierda en la UEC (Unión de estudiantes comunistas). En 1965, este ala izquierda es excluida y en su seno se rencuentran varios de los futuros animadores de mayo del 68. Este logro en la juventud contrasta con el fracaso de los trotskistas en constituir una oposición interna en el seno del PCF. Yo paso por alto también sobre la acción de los trotskistas en el seno de un movimiento original, Joven Resistencia, que se dirigen a los reclutas para que deserten y rechacen ir a Argelia. Esta organización cuenta en el momento de su actividad más fuerte con 800 miembros.