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Boletín Nº 1 (Abril 2003)

La situación real en Ceilán

La situación real en Ceilán

Lanka Sama Samaja Party (LSSP), 10 de junio de 1942,

Blows Against the Empire, Revolutionary History, vol 6, n° 4

 

 

La caída de Singapur, Rangún y Port Blair, las incursiones aéreas sobre Colombo y Trincomalee, y la inminente ofensiva en dirección al oeste que Japón está organizando para establecer una conexión con sus socios del Eje, han puesto a Ceilán en los titulares de la prensa internacional. Todo el mundo está ávido de obtener información sobre esta isla. Y la propaganda británica se ha apresurado en asegurarle al mundo que todo es perfecto en este jardín imperialista.

Si les creemos a sus propagandistas, éste es un país próspero, gobernado democráticamente que cuenta con una población satisfecha, entre la cual es rara la deslealtad, y en la cual no se conocen partidarios de las quintas columnas. Aquí, les creemos a ellos, ni el menor atisbo de resistencia perturba la tesitura armoniosa del dominio británico, y todo el mundo adora ser oprimido por los británicos profanadores (profane), e incluso les gusta besar el puño de hierro que los aplasta; o más bien, según ellos, no hay ni opresión ni puño de hierro, sino sólo una cooperación mutua que surge de la fe del pueblo en la benevolencia británica, y en la creencia del pueblo en la justicia británica. En una palabra, aquí el imperialismo ha cambiado aparentemente su naturaleza misma, y se ha transformado en una instancia de democracia y justicia.

¡Qué cuadro tan encantador! ¡Y qué encantadoramente falso!

Ceilán es ciertamente rica en recursos naturales, y cultiva productos que se venden en los mercados del mundo. Posee vastas plantaciones de té y caucho que aportan infladas ganancias y jugosos dividendos a sus propietarios. ¿Pero quiénes son los propietarios? El noventa por ciento de las plantaciones de té y el sesenta por ciento de las plantaciones de caucho en Ceilán pertenecen a los imperialistas extranjeros que gobiernan y explotan a esta tierra. Y ellos son ciertamente prósperos.

¿Pero que hay de las masas? ¿Qué hay acerca del ejército de trabajadores que laboran y sudan en esas mismas plantaciones para producir esas ganancias? Ellos están entre los trabajadores más ferozmente explotados del mundo. Mantenidos en condiciones semi-esclavas, apenas logran subsistir a duras penas. El salario promedio de un varón adulto empleado por tiempo completo en las plantaciones es de cerca de 70 centavos por día. Las mujeres, por supuesto, reciben mucho menos.

¿Qué hay acerca de los obreros de Colombo, que se supone se hallan en condiciones de algún modo mejores? Su salario promedio antes de la crisis actual era de cerca de una rupia por día. ¿Y cuántos recibían incluso eso? Según las estadísticas oficiales, había en Colombo más de 40.000 desempleados registrados en 1939; pero el número real era mucho mayor. Como la población de Colombo en ese momento era de cerca de 350.000, esto significa que al menos uno de cada tres adultos en Colombo se hallaba desocupado!

Echemos un vistazo al campesinado. ¿Cuál es la situación de estos pobladores, que constituyen el sector mayoritario de las masas laboriosas de Ceilán? La palabra ‘prosperidad’ en relación con ellos es una blasfemia insultante. Los sondeos del gobierno oficial sobre la situación rural han mostrado que el 60 por ciento del pueblo en nuestro campo no ganan lo suficiente como para tener acceso dos comidas por día. Y un 20 por ciento se pasan la vida sin siquiera saber lo que es tener una comida decente.

Esto en lo que toca a la cacareada prosperidad de Ceilán. ¿Qué hay acerca de la democracia que según se dice reina en ella? Los propagandistas se deleitan en señalar al Consejo de Estado como prueba de su existencia.

De todas las instituciones de Ceilán, el Consejo de Estado es con todo el fraude más grande. Es un decorado pintado detrás del cual funciona un gobernador autocrático. Sus ministros no son más que títeres, mientras el gobernador maneja los hilos, ya que el gobernador tiene el poder -y frecuentemente lo ejerce- de legislar independientemente y contra la voluntad del Consejo de Estado. De hecho, hoy en día, este país es gobernado abiertamente por la legislación del gobernador, sin que haya siquiera la menor pretensión de consultar al Consejo de Estado. Y nadie se atreve a protestar, como lo demuestra el hecho de que ni un solo consejero proteste contra las condiciones completamente inhumanas que han sido impuestas a los prisioneros políticos. Más todavía, el gobernador ha detenido con total impunidad incluso a dos consejeros de estado, y ha amenazado públicamente incluso a un ministro.

Al hallar que el Consejo de Estado es inútil en tanto instrumento para mejorar sus condiciones, los trabajadores han recurrido cada vez más a la acción directa e independiente. Los últimos años han presenciado una oleada de huelgas tras otra en Ceilán en las plantaciones. Los trabajadores largamente afectados se han sublevado al fin, y con increíble tenacidad en vista de la brutalidad policial, han luchado una y otra vez durante un año entero y más por salarios más altos, y por su derecho a formar sindicatos. El gobierno y los dueños de las plantaciones los enfrentaron con la brutalidad policial y el matonaje fascista. Los obreros fueron fusilados, heridos, apaleados, despedidos en masa, y perseguidos por miles. Pero siguieron peleando resueltamente (grimly) y se ganaron el reconocimiento de sus sindicatos, que fue otorgado a regañadientes.

Mientras tanto había comenzado la guerra. Entonces siguió un acusado aumento de precios, y un aumento del desempleo. Las condiciones se tornaron tan intolerables, especialmente en los centros urbanos, que los trabajadores fueron empujados a usar el arma de la huelga una vez más. En Colombo y sus alrededores se suscitó una oleada de huelgas que se difundió de fábrica en fábrica y de lugar de trabajo en lugar de trabajo. El gobierno contraatacó con prontitud con persecuciones realizadas bajo los auspicios de las Regulaciones de Defensa. Pero la oleada siguió en ascenso cada vez más hasta que culminó en una serie cada vez más amplia de huelgas en centro nervioso del imperialismo, el puerto de Colombo, justo en el momento en que los japoneses entraron a la guerra.

Tomando ventaja de la situación de la guerra, el gobierno golpeó ferozmente a los obreros. Proscribió las huelgas e ilegalizó incluso los esfuerzos de realizar una protesta organizada contra las condiciones de trabajo. Recurriendo a triquiñuelas legales y amedrentamiento administrativo, ha erradicado al movimiento sindical en Ceilán.

Hoy en día el gobierno ha ido más allá. Ha enrolado a los obreros bajo el disfraz de crear unidades militares en los ferrocarriles y en el puerto. Ha montado escuadrones de rompehuelgas bajo el disfraz del denominado Cuerpo de Trabajadores de los Servicios Esenciales. Ha ilegalizado las huelgas e incluso la resistencia a la opresión de los empleadores entendiendo que obstruyen el esfuerzo de guerra. Ha tornado imposible el trabajo sindical no sólo mediante esta legislación, etc, sino también arrestando con celeridad a los organizadores y los activistas sindicales. Las oficinas sindicales han sido allanadas por la policía, se han incautado sus documentos, y sus ocupantes han sido arrestados, apaleados y torturados hasta que los sindicatos tuvieron que cerrar sus puertas en razón de que se veían absolutamente imposibilitados de seguir adelante con su trabajo. Ha dejado de existir la libertad de palabra, de prensa y de organización; no hay ninguna esperanza de obtener una defensa eficaz en las cortes, donde los magistrados aterrorizados se apresuran a condenar a los obreros basándose en las más endebles evidencias, y no hay ninguna posibilidad de protesta pública siendo que incluso el Consejo de Estado ha sido obligado por la fuerza a obedecer silenciosamente. Así ha surgido un régimen abiertamente fascista, encabezado por un dictador militar. El almirante Layton se ha transformado en el dictador de Ceilán.

La clase obrera, golpeada y oprimida, ha enfrentado a la represión cada vez más dura con un movimiento crecientemente revolucionario dirigido contra el imperialismo mismo. Ya en 1935 este movimiento halló expresión organizada en la Lanka Sama Samaja Party, el único partido revolucionario de Ceilán. Este partido es ahora una sección de la Cuarta Internacional revolucionaria, la única organización internacional que mantiene izada la bandera de la revolución proletaria desde que la Comintern degenerada se hizo traidora de la clase obrera.

El LSSP ha dirigido a los obreros en sus luchas políticas y económicas desde su fundación. En junio de 1940 cuatro de sus principales líderes fueron detenidos bajo los auspicios de las Regulaciones de Defensa, transformándose así en los primeros prisioneros políticos de Ceilán. Al mismo tiempo, la prensa del partido fue confiscada, y muchos de sus militantes encarcelados. El gobierno esperaba así aplastar al partido. Pero el partido continuó su trabajo en forma resuelta, tanto legal como ilegalmente, y con considerable éxito. De ahí en más el gobierno proscribió al partido, y también golpeó a sus organizaciones colaterales. El partido pasó a la clandestinidad con celeridad, y respondió con una actividad todavía más militante, que incluyó el dramático escape de sus cuatro líderes encarcelados en abril. No ha sido amedrentado por los allanamientos policiales y la brutalidad policial, por la persecución legal y los juicios fraguados en su contra, ni por la imposición de condiciones intolerablemente inhumanas a los prisioneros políticos provenientes de sus filas. No puede haber duda alguna de que en la no muy lejana fecha cuando se produzca el ascenso de masas contra el imperialismo en Ceilán, el LSSP se encontrará a la cabeza.

En esa tarea, los trabajadores de Ceilán buscan ayuda en los trabajadores británicos enrolados en el ejército que han venido a Ceilán. No hay batallones de la quinta columna entre los obreros celandeses. Ellos no son pro-japoneses, sino anti-imperialistas. Los únicos elementos quinta-columna y pro-japoneses se encuentran entre la burguesía local, entre los Kotewalas y los de su estirpe, quienes mañana lamerán las botas de los imperialistas japoneses tan entusiastamente como hoy en día lamen las botas de sus amos imperialistas británicos.

Entre los soldados británicos hay un gran número de sindicalistas y militantes políticos. Les preguntamos a ellos: ¿Pueden ustedes creer, dadas las condiciones de Ceilán, que ustedes están peleando por la democracia? ¿Pueden ustedes creer eso cuando nuestras organizaciones obreras están proscriptas y nuestros sindicatos fueron aplastados, cuando nuestros dirigentes están encarcelados y nuestros militantes de base son perseguidos, cuando se nos niega el derecho a la libertad de palabra, de prensa y de organización, y cuando la prensa capitalista misma es amordazada y censurada para servir a los propósitos de la guerra imperialista y la opresión imperialista? ¿No ven ustedes que los patrones británicos han creado en Ceilán nada más que un bastión del fascismo? ¿No se dan cuenta que sólo los obreros, a través de la acción revolucionaria, puede transformarlo en un genuino bastión de la libertad?

 

* Traducción inédita al español realizada por el CEIP LT de la versión publicada en Blows Against the Empire, Revolutionary History, Vol. 6, N° 4. Publicado en el Samasamajist.