Los franceses y la revolución[1]
9 de junio de 1931
La arquitectura compleja e imperfecta de este libro refleja los altibajos de su elaboración; se originó en la lucha por una concepción clara y precisa de la dialéctica interna del proceso revolucionario y fue escrito en el transcurso de esa lucha. El lector interesado solamente en el drama externo de la revolución ahorrará tiempo si no lo lee. Pero aquéllos para quienes la revolución no es precisamente un espectáculo colosal sino una situación concretamente determinada de la crisis social, sujeta a sus propias leyes internas, tal vez saquen provecho de las páginas que aquí presentarnos.
Al publicar este libro en francés me resigno de antemano a que se me acuse de dogmatismo, casuismo, de tender a la exégesis de textos obsoletos y de falta de "claridad". Por cierto, lo único que expresa la aversión a la dialéctica materialista, tan común en los círculos "de izquierda" de Francia -sin excluir, por supuesto, a los socialistas-, es el conservadurismo del pensamiento oficial de este país, conservadurismo que tiene sus raíces más hondas en la historia de la sociedad burguesa francesa. Pero estoy seguro de que la dialéctica del proceso histórico liquidará completamente los hábitos burgueses de razonamiento, y terminará con la propia burguesía. La fuerza de la dialéctica histórica lleva al idioma francés, tan espléndidamente pulido y refinado -en cuya elaboración jugó un papel bastante importante esa severa máquina, la guillotina-, a un horno gigantesco que lo remodelará a las más altas temperaturas. Sin perder ninguna de sus cualidades de precisión lógica, adquirirá una flexibilidad dialéctica. La revolución idiomática no será más que una expresión de la revolución en el reino de las ideas, que a su vez será inseparable de la revolución en el reino de las cosas.
Una parte sustancial de este libro está ligada con Rusia, con la lucha ideológica que se libró y se libra dentro de las filas revolucionarias. El curso de los acontecimientos le otorgó a estas disputas importancia internacional. Esto, y solamente esto, justifica la aparición en francés de este trabajo polémico-teórico.
En el apéndice incluirnos tres ensayos, uno referente a una novela francesa sobre la revolución china, los otros dos al análisis de la revolución española actualmente en curso. A pesar de los distintos países y épocas a que se hace referencia, hay un tema constante - "la revolución permanente" - que unifica en un todo las diferentes partes del libro, más allá de sus defectos evidentes, de los que el autor es más consciente que nadie.
Puede ser que el lector se detenga indeciso en tal o cual capítulo polémico, en alguna disgresión sobre el pasado histórico del pensamiento marxista ruso, para preguntarse, ¿de qué me sirve todo esto? En ese caso, hará bien en interrumpir la lectura y pasar directamente a las últimas páginas, dedicadas a China y España. Puede ser que después no sienta tanto rechazo por los capítulos que al principio le parecían "doctrinarios" o "casuísticos".
Por lo menos, eso espera el autor.
[1] Los franceses y la revolución. Con autorización de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edición norteamericana] por George Saunders. Fue escrito como introducción a La revolución permanente, que se publicó en 1932. A diferencia de las otras ediciones, la francesa traía como apéndice los siguientes ensayos de Trotsky escritos en 1931: La revolución estrangulada (acerca de Los conquistadores de Andre Malraux), La revolución en España y La revolución española y los peligros que la amenazan. El que trata sobre el libro de Malraux aparece en Sobre el arte y la literatura y los otros dos en La revolución española (1931-1939).