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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Algunos resultados de la amalgama de Stalin

Algunos resultados de la amalgama de Stalin

Algunos resultados de la amalgama de Stalin[1]

 

 

12 de enero de 1935

 

 

 

Ahora se dan condiciones que nos permiten diluci­dar brevemente los últimos episodios de la investi­gación relativa al asesinato de Kirov así como las amalgamas (o más exactamente la serie de amalgamas) entremezcladas en este asunto.

1. El misterioso cónsul resultó ser letón; se confir­mó plenamente nuestra suposición de que para la amal­gama se elegiría a un pequeño cónsul de una diminuta nación. Sin embargo, hubo que nombrar al cónsul -obviamente a causa de la presión diplomática- y esta necesidad amenazó destruir la amalgama, porque, ¿quién creerá que un cónsul de Letonia organiza la intervención mundial contra la URSS? Había que en­contrar una nueva versión; en realidad el cónsul letón era un agente de Hitler. Muy posible. Pero entonces, ¿cómo relacionar a Trotsky con Hitler? Stalin ni siquie­ra intentó dar una explicación. Dejó que sus merce­narios del extranjero se las arreglaran lo mejor que pudieran. Pero los mercenarios no pueden inventarse condiciones con las que la naturaleza no los ha dotado.

2. Se arrestó al grupo Zinoviev a causa del asesina­to de Kirov. Pero la acusación no dice absolutamente nada sobre ninguno de los zinovievistas arrestados en Moscú. Entonces, ¿por qué están presos? Los lacayos extranjeros ahora llenan de barro a Zinoviev con la misma desvergüenza con que de 1923 a 1925 se arras­traron delante de él.

3. Políticamente, ¿de qué se puede acusar a Zinoviev, Kamenev y sus amigos? De capitular. Con este acto de cobardía política arrastraron a la juventud revolucionaria a un callejón sin salida. Se dejó a los jóvenes sin perspectivas. Al mismo tiempo el pesado freno del burocratismo les impide pensar, vivir o respi­rar. Son precisamente esas condiciones las que alimen­tan el terrorismo. Solo el avance a escala mundial del genuino bolchevismo podrá inspirar nuevas esperanzas a la juventud revolucionaria soviética e impedirle tomar el camino de la desesperación y el aventurismo.

4. Se estableció la ligazón del grupo terrorista con Zinoviev y sus amigos usando como puente la “plata­forma de la Oposición de Izquierda” de 1926.[2] Citan­do a uno de los magistrados, que obviamente repite las fórmulas que le dicta el magistrado investigador de la GPU, la acusación proclama la continuidad “ideológi­ca" entre la “Nueva Oposición" de 1926 (la fracción de Zinoviev) y el grupo de Nikolaev. ¿Pero cómo ligar la intervención del cónsul y el acto terrorista?

La “plataforma" de 1926 se publicó en todos los idiomas. Allí se planteó con exhaustiva claridad la posi­ción frente a la URSS. Es cierto que los lacayos no tie­nen por qué molestarse en prestar atención a estas cosas. Pero a los obreros con conciencia de clase toda­vía ahora les puede resultar muy provechoso conocer el documento de 1926. Sacarán entonces la específica conclusión de que mientras la burocracia tomó las medidas más progresivas del programa que había vilipendiado, los terroristas de Leningrado nunca podrían justificar con este documento marxista su in­sensato aventurismo.

5. Este intento de relacionar a la Oposición de Izquierda con la idea de la intervención despide un tufo histórico muy específico. En 1917 Miliukov, Kerenski[3] y Cía. acusaron a Lenín, Trotsky y otros bolcheviques de ser agentes del Estado Mayor alemán y servir a los planes intervencionistas de los Hohen­zollern. En su momento esta imbécil calumnia recorrió el mundo entero. Stalin fue incapaz de inventar una sola palabra nueva. Repite servilmente la vieja calum­nia lanzada contra los dirigentes del bolchevismo. Es apenas un discípulo de Miliukov y Kerenski.

6. En marzo de 1917, cuando las autoridades de la marina británica me arrestaron y me internaron en un campo de concentración en Canadá, Lenín escribió en Pravda (Nº 34, abril de 1917): “¿Se puede aceptar siquiera por un momento la veracidad del cable recibido por el gobierno británico, que da a entender que Trotsky, presidente en 1905 del Soviet de Diputados Obreros de San Petersburgo, un revolucionario devota­mente entregado desde hace décadas al servicio de la revolución, esté implicado en un plan subsidiado por el gobierno alemán? ¡Es un insulto deliberado, desmedido y sin precedentes, a un revolucionario!"

Estas palabras fueron escritas antes de que me uniera a Lenín, antes de que se me eligiera presidente, en 1917, del soviet bolchevique, antes de la Revolución de Octubre, de la Guerra Civil, de la creación de la Tercera Internacional y de la fundación del estado soviético. Hoy, dieciocho años después, no son los agentes del contraespionaje británico sino los stali­nistas los que repiten este “insulto deliberado, desme­dido y sin precedentes, a un revolucionario". ¡Esta simple yuxtaposición revela mejor que nada todo el veneno de mentiras, calumnias y fraudes que la buro­cracia stalinista derrama sobre el movimiento obrero mundial!

7. Los catorce acusados en conexión con el asesi­nato de Kirov fueron fusilados. ¿Todos participaron en el acto terrorista? La acusación responde afirmati­vamente, pero no presenta nada que se parezca a una prueba. No creemos en la acusación. Ya vimos con qué descarada y cobarde parcialidad se metió el nombre de Trotsky en el texto y cómo se silenció deliberadamente lo sucedido con la provocación del cónsul respecto a la “carta".

Es más fácil implicar en el asunto a más de una docena de jóvenes comunistas [YCLers en inglés][4] de Leningrado que a Trotsky. ¿Quiénes son estos jóvenes comunistas? No lo sabemos. No es muy difícil ejecutar a jóvenes comunistas desconocidos. Entre ellos debían estar también los mismos agentes de la GPU que arreglaron la reunión de Nikolaev con el “cónsul” y prepararon la amalgama, pero a último momento se condujeron negligentemente y permitieron que Nikolaev disparara el tiro fatal. Era necesaria la eliminación física de los agentes para sacar del medio a esos molestos protagonistas y testigos de la amalgama. Pero entre los fusilados también pudo haber jóvenes comunistas que simplemente tenían sentido crítico. El objetivo de la amalgama era aterrorizar completamente a la juventud, sedienta de independen­cia, demostrándole que de aquí en más se castigará igual que un acto terrorista la menor duda sobre las divinas bendiciones que imparte Stalin o sobre la inmaculada concepción de Kaganovich.[5]

8. Los agentes extranjeros de la GPU, que pasan por amigos de la URSS comprometiendo así a los verdaderos amigos de la URSS, acusan de simpatizar con los terroristas (!) a todo el que tenga una actitud crítica hacia las represiones que se han llevado a cabo. Un revolucionario no puede sentir más que desprecio por estos métodos serviles. Es indudable que los enemigos y los adversarios disimulados de la Revolu­ción de Octubre utilizan al máximo, en función de sus propios objetivos, las confusas y contradictorias declaraciones así como las sumarias medidas represi­vas. Pero esta circunstancia no tiene que llevarnos a cerrar los ojos ante el doble papel que juega la burocra­cia, que por un lado protege (a su modo) las conquistas de la Revolución de Octubre contra los enemigos de clase y por otro defiende fieramente sus propios privilegios económicos y políticos contra las protestas de los obreros avanzados.

Como instrumento de la burocracia, la GPU dirige el arma del terror tanto contra los contrarrevolucionarios que amenazan al estado obrero como contra los jóvenes comunistas descontentos del absolutismo del burocratismo incontrolado. Identificándose con el estado obrero -de acuerdo a la vieja formula “¡El estado soy yo!”- el estrato superior de la burocracia presenta el terror dirigido contra el partido y la Liga Juvenil Comunista como si estuviera dirigido contra la contrarrevolución. Este es el objetivo que se preten­de cumplan las emponzoñadas amalgamas.

9. Lo que está en juego no es tanto la lucha de la burocracia soviética contra Trotsky y los “trotskistas” sino la atmósfera moral del movimiento obrero mun­dial. La vil amalgama construida alrededor del “cón­sul”, que aparentemente servía al mismo tiempo a tres gobiernos, aparece hoy como una más de las tantas medidas que toma la burocracia soviética en su lucha por mantener sus privilegios de casta. En 1921, advirtiendo a sus más íntimos camaradas contra la elección de Stalin como secretario general, Lenín dijo: “Este cocinero no nos servirá más que platos muy picantes."

Por supuesto, en ese entonces no podía tratarse de una referencia a los platos emponzoñados de las amal­gamas. ¿A quién se los ofrecen hoy? A los trabaja­dores. Los stalinistas están envenenando sistemáticamente con mentiras a la vanguardia proletaria mundial. ¿Es que acaso los intereses del estado obrero pueden exigir una cosa así? ¡Nunca! Lo exigen los rapaces intereses de la incontrolada burocracia, que pretende conservar a toda costa su prestigio, su poder y sus privilegios contra todo obrero que piense y critique.

10. Por apasionada que sea la devoción que se sienta por la Unión Soviética no debe ser ciega, porque entonces no vale nada. El estado obrero se desarrolla a través de contradicciones internas y externas. Las formas y los métodos del estado obrero cambiaron ya varias veces, y seguirán cambiando en el futuro. La etapa burocrática, producto de causas objetivas, ya está agotada.

El absolutismo de la burocracia constituye el mayor freno al desarrollo cultural y económico de la Unión Soviética. Los lacayos de la burocracia, que deifican al régimen, juegan un rol reaccionario. Los marxistas revolucionarios tienen como objetivo la liberación de la vanguardia proletaria mundial de la fatal influencia de la incontrolada camarilla burocrática, para ayudar posteriormente a los obreros de la URSS a regenerar el partido y los soviets, no a través de aventuras terroristas condenadas de antemano al fracaso sino a través del movimiento de masas consciente que comba­tirá al absolutismo burocrático.



[1] Algunos resultados de la amalgama de Stalin, New Militant, 9 de febrero de 1935, donde llevaba el título: Ultimos episodios del asesinato de Kirov analizados por Trotsky.

[2] A Trotsky lo traicionó la memoria, aquí y mas tarde: la fecha correcta de la Plataforma de la Oposición era 1927 y no 1926.

[3] Pavel Miliukov (1859-1943): dirigente de] Partido cadete, ministro de rela­ciones exteriores del Gobierno Provisional ruso entre marzo y mayo de 1917 y notable enemigo de la Revolución Bolchevique. Alexander Kerenski (1882-1970): miembro del Partido Social Revolucionario ruso y jefe del gobierno derrocado por los bolcheviques en 1917.

[4] YCLers (en inglés): miembros de la Liga de jóvenes comunistas, eran llamados Komsomols en ruso.

[5] Lazar Kaganovich (n. 1893): compinche de Stalin e inconmovible stalinis­ta en varios cargos del partido y del gobierno soviético. Fue removido de todos los puestos como elemento “antipartidario” cuando Jruschov asumió la dirección soviética después del vigésimo congreso del PC.



Libro 4