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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

La tradición "belga" de discusión

La tradición "belga" de discusión

La tradición "belga" de discusión[1]

 

 

22 de septiembre de 1934

 

 

 

A la sección belga de la Liga Comunista Internacionalista

Copia al Secretariado Internacional

 

Queridos camaradas:

 

Acabo de recibir copia de la carta que el camarada Vereecken dirigió el 14 de septiembre al SI [Secretariado Internacional], carta cuyo tono y contenido no puedo dejar de lamentar muchísimo.

1. El camarada V. encuentra que la juventud francesa ha interpretado mal su declaración del 3 de septiembre. Pero, en vez de contentarse con dar la verdadera interpretación, el camarada V. habla injustamente de "patente falsificación" y de "utilización vergonzosa". Es la propia declaración del 3 de septiembre lo que da pie a malas interpretaciones. Tres o cuatro veces llamé la atención al camarada V. sobre el objetable carácter de la frase: "sobre la base política de que este cambio sólo se aplica a Francia...". El camarada V. pensó que era correcto conservar su formulación, que es, por lo menos, poco feliz; por lo tanto, si la juventud francesa interpretó mal lo que quiso decir, él mismo es responsable por lo menos parcialmente. De cualquier forma, un incidente como éste -que un miembro del plenario lance cargos tan graves contra la juventud de una de nuestras secciones- no debería haber ocurrido.

Por mi parte, he subrayado siempre el tono circunspecto que utilizan los compañeros belgas en la discusión de cuestiones políticas o de principios, ya que lo he considerado una expresión de sentido de responsabilidad revolucionaria. Lamento tener que decir que, en este, caso, el camarada V. se aparta de la tradición "belga", que es la norma proletaria. Esperemos que una excepción no determine la regla.

2. Aunque no puedo aventurar opinión sobre los detalles de las negociaciones para convocar al plenario, debo decir, sin embargo, que la presentación del camarada V. de ninguna manera prueba la existencia de maniobras, manipulaciones, etcétera. Una sola cosa está clara, y es que había dudas sobre si hacerle una concesión al camarada V. y llamar de inmediato a un plenario, lo que sin embargo no prometía ningún resultado positivo, o, dada la situación, postergar esa reunión. Sorpresivamente, el camarada V. concluyó esta parte de su presentación con la siguiente afirmación: "Llamar a un pleno donde, además, los votos habrían estado divididos, no habría cambiado de ninguna manera la voluntad de la mayoría del SI." En otras palabras, la convocatoria a un plenario no habría dado ningún resultado positivo. Esto indica que las vacilaciones y la discusión sobre el llamado al plenario se explican por razones inherentes a la misma situación, y no por maniobras e intrigas. Una vez más, es lamentable que al escribir su carta el camarada V. se deje llevar por sentimientos de naturaleza efímera.

3. El camarada V. apoya "el reproche que el delegado holandés le dirige al camarada Vidal por haber enviado su propuesta a la sección francesa en vez de enviarla a los miembros responsables de la dirección internacional". Me temo que no puedo aceptar este reproche, que más bien me parece un completo equívoco. Desde la expulsión de los Neos en Francia, he considerado teóricamente la posibilidad de la afiliación de la Liga a la SFIO; pero esto implicaba algo más que la mera cuestión del frente único. Me parecía que la situación había madurado, pero esto era simplemente una cuestión de opinión propia relativa a la situación francesa. ¿Cómo podría haber pasado por encima de los compañeros de Francia para presentar ante la dirección internacional una propuesta concerniente a esa sección? Esto no sólo hubiera significado una falta de lealtad hacia la dirección francesa, sino que yo mismo necesitaba estar seguro de que mi propia evaluación era correcta, confrontándola con las ideas y las criticas de los compañeros más informados. Solamente imagínense si hiciera directamente a la dirección internacional, sin consultar a la dirección belga, una propuesta importante relacionada con esa sección.

Escribí mi primera carta al Comité Central de la Liga francesa para indicar la urgencia de la cuestión. Luego mantuve conversaciones personales que me tomaron cierto tiempo. No hice pública mi carta hasta no intentar explicar mis puntos de vista a la dirección francesa para, de ser posible, llegar a un entendimiento. No logramos un acuerdo, pero la discusión me terminó de convencer de que el ’entrismo’ en la SFIO era absolutamente necesario. Fue entonces que decidí plantear formalmente la cuestión, tanto a nivel internacional como nacional. Tengo que agregar que hubo inconvenientes materiales con la discusión, la correspondencia, etcétera.

En conclusión, sólo me falta agregar que si mañana tengo alguna propuesta o sugerencia sobre las relaciones entre el RSP y el OSP, o la cuestión de la NAS[2], antes de plantear formalmente la cuestión a la dirección internacional, me dirigiré en primer lugar a la dirección del RSP, que es el partido afectado más de cerca y cuya dirección es la más competente para juzgar.

4. Es cierto que subrayé con el camarada V. la necesidad de una "tregua organizativa", pero no justamente en beneficio de la sección francesa, sino en especial en interés de la sección belga.

"Después de deslindar su responsabilidad -le dije al camarada V.- dele a los compañeros franceses la oportunidad de hacer la experiencia, bajo su supervisión internacional." En su declaración del 3 de setiembre, el camarada V. acordó autorizar a la Liga a poner en práctica, bajo su propia responsabilidad, la decisión de su última conferencia nacional. Esta disposición, resuelta por el camarada V. después de abundantes explicaciones a varios compañeros de la Liga, es muy importante, sobre todo por su precisión. El camarada V. habla sobre la sección francesa, sobre la Liga, que está embarcada en cierta actividad, y se sorprende ante la propuesta de reconocer a los "dos grupos franceses" como dos secciones de la ICL.

Si contamos los votos combinados del grupo adulto y el juvenil, la relación entre la mayoría y la minoría es de dos tercios a un tercio[3]. La mayoría puso en marcha la decisión de la conferencia nacional, bajo la autorización del SI, que incluía los votos consultivos de Sneevliet y Vereecken. La minoría estuvo en total desacuerdo y no por casualidad; ya que sus ideas son puramente negativas, conservadoras y rutinarias. Peor aún, Pierre Naville consideró correcto repudiar la conferencia nacional de la Liga a través de la prensa burguesa, hablando en nombre de un Comité Central inexistente.

Durante mi conversación con el camarada V., insistí en que todo intento de poner a la minoría en pie de igualdad con la mayoría no sería una "tregua organizativa" sino una pelea hasta el fin, que iba a acarrear el peligro de trasladar el conflicto a otras secciones. Le dije a los camaradas Sn. y V. que si la minoría desplegaba una mínima actividad y, al mismo tiempo, deseaba honestamente permanecer en el marco de nuestra organización internacional, podríamos considerar que perteneciera a la ICL como grupo simpatizante. La actitud de Pierre Naville disminuye muchísimo esa posibilidad, que sería decidida por el plenario. Pero queda fuera de toda consideración convalidar la falta de disciplina y responsabilidad de una minoría heterogénea y sin perspectivas, acordándole el derecho a sabotear el trabajo y la experiencia de nuestra sección francesa. Sobre esta base no puede haber "tregua organizativa".

 

Vidal [León Trotsky]



[1] La tradición "belga" de discusión. Bulletin interieur, Groupe Bolchevique Leniniste dans la SFIO (Grupo Bolchevique Leninista en la SFIO). N° 2, de octubre de 1934. Firmado "Vidal". Traducido [al inglés] para este volumen [de la edición norteamericana] por Russell Block.

[2] La NAS holandesa, (Organización Obrera Nacional) era un pequeño pero radicalizado movimiento sindical que en la década del 30 estaba dirigido por Henricus Sneevliet del RSP

[3] La tendencia de Naville era mayoritaria en el Comité Central antes de la conferencia nacional de la Liga realizada el 29 de agosto de 1934. Sin embargo, la acción de la conferencia la redujo a la minoría.



Libro 4