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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Rupturas y problemas tácticos

Rupturas y problemas tácticos

Rupturas y problemas tácticos[1]

 

 

18 de noviembre de 1935

 

 

 

Camarada Vereecken:

 

Ya respondí a las cuestiones generales formuladas en su carta, en el artículo "Sectarismo, centrismo y la Cuarta Internacional" (dirigido principalmente contra su artículo de agosto y en segundo lugar contra sus correligionarios de Anvers). Pediré que se le envíe también una copia de mi artículo sobre el sectarismo.

Si es verdad que usted coincide con nosotros en las cuestiones de principios y que rompió con nosotros úni­camente en virtud de un problema táctico, que conside­ra ahora superado, esta afirmación constituye un repu­dio despiadado a su política. ¿Cómo es posible que rompa con la única organización marxista internaciona­lista y la comprometa debido a una diferencia táctica circunstancial?

Usted mismo dice que no hemos expulsado a la sección holandesa, opuesta al entrismo, y que inclusive hemos introducido a un "adversario del entrismo" en el SI.[2] ¡Exactamente! Pero este argumento también se vuelve en su contra. Demuestra que no hemos sido, ni nos hemos mostrado intolerantes ni apresurados, sino que, por el contrario, aspiramos sinceramente a seguir trabajando de manera fraternal con camaradas de quienes nos separa una diferencia táctica tempo­raria. El centralismo democrático, al cual usted se re­fiere en forma tan imprudente y errónea, requiere disciplina en la acción y no tolera caprichos sectarios.

Usted exige que discutamos los resultados de la experiencia francesa. Desgraciadamente, el hecho de estar separado de nosotros significa que los últimos informes que usted posee datan de un siglo atrás. Los éxitos de nuestra sección francesa son tan notables y concluyentes, sobre todo en los últimos meses (no olvide que sólo han expulsado a los dirigentes), que nos parece ridículo seguir discutiendo sobre hojas muertas.

Sin embargo, el grupo Oehler sigue empantanando a nuestro partido en esa discusión. La dirección del partido norteamericano, el SI y nosotros, hemos hecho todo lo posible por convencer a este grupo de que su posición es equivocada. No hemos tenido éxito. El grupo de Oehler sabotea al partido, mantiene sus vínculos con traidores y desertores como Bauer y com­pañía, no se somete a la disciplina, difunde viles calum­nias respecto de nuestra organización internacional y de nuestras secciones francesa y belga y exige... cen­tralismo democrático, vale decir, el derecho de enjui­ciar a la abrumadora mayoría. Por lo que puedo juzgar desde aquí, es absolutamente necesario expulsar al grupo de Oehler. Si sólo se trata de diferencias tácticas, episódicas, ¿a qué se debe la monstruosa gravedad de la lucha? Considero lo siguiente: el acuerdo en torno a los principios es puramente formal; estamos ante el último estertor del sectarismo contra la política bolche­vique.

Usted habla no sólo del grupo Espartaco, sino también de todos los adversarios del "entrismo". ¿A quién se refiere? Debe enumerar a todos sus correligionarios de todos los países con absoluta precisión. Por mi parte, diré que ninguno de estos grupos ha firmado la Carta Abierta por la Cuarta Internacional. La mayo­ría de ellos coquetea con los centristas (SAP, etcétera). Lhuiller ha entrado al Partido Socialista, pero en lugar de votar por las resoluciones de los bolcheviques-leninistas votó por la de Marceau Pivert.[3] ¿Con quién se solidariza usted en el terreno internacional? Debe decirlo con toda precisión cuando habla de convergencia: usted sabe perfectamente bien con quién nos solidarizamos nosotros.

Coincidirá con nosotros en que sería ligereza unificarnos ahora para romper en caso de guerra, ilegali­dad, etcétera. Realizaremos muchas tácticas organiza­tivas, virajes y maniobras, incluso en caso de guerra. De ninguna manera se excluye que precisamente du­rante la guerra los bolcheviques-leninistas de tal o cual país se vean obligados a entrar por un tiempo en un partido reformista. En la clandestinidad, ¿será necesario que repitamos en cada caso la polémica ar­chiabstracta acerca de la "capitulación ante la Segunda Internacional"? No queremos. Es hora de madurar. Fue en este sentido que afirmé que la política en tiem­po de guerra es la continuación de la política en tiempo de paz.

No es mi intención negar que Espartaco se dife­rencia favorablemente de otros adversarios del "entris­mo": porque 1) firmó la Carta Abierta; 2) aspira a acercarse a los bolcheviques-leninistas, en lugar de calumniarlos sistemáticamente como hacen los Bauers, Lhuillers, Fields, Weisbords y Oehlers. Por eso no podemos menos que acoger con sumo agrado su parti­cipación en el trabajo preparatorio de la Cuarta Inter­nacional. Pero nuestra fracción bolchevique-leninista tiene la obligación de ser más rigurosa. Su artículo de agosto demuestra que usted todavía no comprende a fondo su error y que incluso tiende a justificarlo repitiendo las acusaciones falsas del SAP y de los peores grupos sectarios. Siendo así, conviene poster­gar nuestra unificación hasta que la experiencia nos brinde una sólida garantía de que la futura unidad será duradera.

Pasemos ahora a sus propuestas prácticas. Por supuesto que sería deseable convocar a una conferencia de todas las organizaciones partidarias de la Cuarta Internacional, pero sería inconcebible limitarla a Euro­pa; la participación de Estados Unidos, Canadá y, en lo posible, Sudáfrica, sería sumamente deseable, sino indispensable. Sea como fuere, no podemos estar en desacuerdo al respecto.

En segundo lugar, usted propone reunir simultá­neamente una conferencia más amplia de todos los enemigos de la defensa nacional, etcétera. Dadas las cir­cunstancias, la propuesta me parece no sólo superfi­cial, sino incluso perjudicial. Por otra parta, ¿a quién se refiere? Evidentemente, al SAP y sus compinches. Es asombroso que nuestros críticos y adversarios de izquierda graviten hacia esa dañina camarilla centrista llamada SAP. Piense en quién la respalda. El único partido serio y de masas que alguna vez perteneció al IAG fue el Partido Laborista Noruego.[4] Pero hace mucho que éste volvió la espalda al SAP y la cara hacia los partidos laboristas sueco, dinamarqués y británico. Por lo que sabemos, el pequeño grupo Mot-Dag se encuentra en estado de desintegración y, además, carece de valor político. Doriot terminó su romance con Walcher. El CC de nuestro partido holandés ha resuelto romper con el SAP y el IAG. El Partido Laborista In­dependiente de Inglaterra está en crisis: los stalinistas se han ido; los leninistas se han fortalecido enormemente; se puede vaticinar con certeza que su ruptura con la Comintern obligará al ILP (no sin nuevas crisis) a gravitar hacia la Cuarta Internacional. Queda el par­tido sueco; tengo poca información al respecto, pero pienso que seguirá la evolución de las otras organi­zaciones centristas. Tratar de revivir el cadáver del IAG mediante una conferencia internacional y una dis­cusión absolutamente estéril entre cuatro paredes con centristas incorregibles no tiene sentido. Basta de inú­tiles "polémicas para divertimos". Dirijámonos a las masas con la consigna de la Cuarta Internacional.

¿Quizás usted quiera realizar esta "conferencia" amplia con los bordiguistas, el grupo Hennaut, etcé­tera?[5] Es todavía más inútil. Si esta gente aún no ha comprendido a dónde debe dirigirse, debemos abandonarla a su propia suerte.

 

Con saludos fraternales,

 

Trotsky



[1] Problemas tácticos y rupturas. International Information Bulletin, WPUS, N° 3, 12 de febrero de 1936.

[2] Se refiere a Ruth Fischer quien, aunque se oponía si entrismo, era miembro del SI.

[3] Se refiere a la moción presentada por Pivert en el congreso de Lille.

[4] Partido Laborista Noruego (NAP): gran partido obrero de Noruega. Rompió con la Segunda Internacional en 1919 y se afilió a la Comintern, pero rompió con ésta en 1923. A mediados de la década del treinta adhi­rió al Buró de Londres, pero luego volvió a la Segunda internacional. Llegó al poder en 1936 y le concedió asilo a Trotsky, pero lo sometió a arresto domiciliario después del primer juicio de Moscú.

[5] A. Hennaut: dirigente de la Liga de Comunistas Internacionalistas belga, que rompió con la Oposición de Izquierda en 1930. En 1933 la sección belga trató infructuosamente de unificarse con el grupo de Hennaut.



Libro 4