¿Ejecutarán a los acusados?[1]
29 de enero de 1937
Vishinski pide la cabeza de los acusados. Se comporta con la certeza de que las obtendrá: el veredicto estaba resuelto antes del comienzo del proceso.
Posiblemente, dos o tres acusados serán perdonados para evitar un monolitismo excesivo y así salvar las apariencias. Sea como fuere, los principales acusados serán sentenciados a muerte. ¿Los ejecutarán? El asesinato provocaría una impresión horrible en la sensibilidad popular y colocaría definitivamente la marca de Caín sobre Stalin a los ojos de la clase obrera internacional. Pero perdonar a hombres culpables de crímenes infinitamente mas graves que los de Zinoviev y Kamenev convertiría al proceso en una farsa horrenda a los ojos del mundo. Estos son los cuernos del dilema que atrapa a Stalin.
Si los perdona, corre el grave riesgo de que, mientras los acusados permanezcan con vida, el movimiento obrero mundial exija un nuevo proceso, el derecho de entrevistar a los acusados y una comisión investigadora internacional que estudie el problema. ¡El riesgo es demasiado grande! Por eso estoy convencido de que Stalin ordenará la ejecución de los acusados, a pesar de haberles prometido el perdón durante la indagación preliminar. No se equivocaba Lenin cuando decía. “Stalin hará un acuerdo sucio, traicionará”.